La disscriminación en Francia
FERCHU
UNA LEY QUE VIENE DE LEJOS
El 23-2-05 se puso en vigencia una ley, que estableció
la enseñanza en las escuelas del “legado positivo”
de la colonización francesa.
Se trata de una ley polémica que, en medio de una
severa crisis de identidad acerca del modelo francés de
integración, abrió el debate sobre la relación
entre el rol del Estado, la memoria y la historia.
La ley tiende a la construcción de una “memoria
parcial” de la historia colonial y que la dificultad en
reconocer la historia colonial como parte de la historia nacional
emergió como un gran debate. Asimismo, se advierte que, en el
texto de la ley, se percibe que se ha impuesto una visión de
la historia contrapuesta con otra.
Ante ello, algunos historiadores guardaron distancia y
otros intentaron influir para evitar esa orientación
parcializada. Así, el historiador Daniel Hémery
consideró socialmente necesario que una iniciativa oficial
contribuya a hacer reflexionar al mismo tiempo a la opinión
pública de una nación heredera de la colonización
y a las nuevas naciones surgidas de ese proceso, empresa
contradictoria aún cuando no se la circunscribiera a un elogio
del colonialismo.
La “verdad oficial” aparece cabalmente en el
primer artículo de la ley: “La Nación manifiesta
su reconocimiento a las mujeres y a los hombres que participaron en
la obra llevada a cabo por Francia en los antiguos departamentos
franceses de Argelia, en Marruecos, Túnez e Indochina, así
como en los territorios que estaban bajo soberanía francesa”.
La ley no se dictó por azar. Su origen se
encuentra en la fundamentación de proyectos anteriores. Así,
el 5-2-03, un primer proyecto proponía el reconocimiento
público de la obra positiva de los franceses que vivieron en
Argelia durante el período de presencia francesa.
En los debates de las Comisiones legislativas, se
repitieron los términos “obra” y “positivo”,
así como también se hizo referencia a la “obra
civilizadora” de Francia.
Su texto fue fruto de larga meditación y
preparación minuciosa de grupos organizados y refleja, como el
proyecto del Memorial de Marsella, que abriría a principios de
2007, la voluntad de imponer una lectura de la Historia.
El Memorial de la Francia de Ultramar fue un viejo plan,
de origen municipal, ideado por varias asociaciones de repatriados, a
las que se incorporó tardíamente el Estado. Se apoyó
en un proyecto de ley presentado el 10-3-04, motivado por el deber
del Estado francés de reconocer la obra positiva de los
compatriotas en Argelia, Marruecos y Túnez, así como en
otros territorios antiguamente colocados bajo su soberanía,
manifestada a través de sus múltiples aportes en los
ámbitos científicos, técnicos, administrativos,
culturales y lingüísticos.
En el informe preparatorio de la ley, de septiembre de
2003, se declaran las pretensiones de perfeccionar el esfuerzo de
solidaridad nacional para con los repatriados y promover la obra
colectiva de la Francia de ultramar, articulando la argumentación
en torno a la misión civilizadora, la revaloración y la
grandeza nacional. Se estipulan claramente las reivindicaciones de
las asociaciones de repatriados en cuanto a la enseñanza de la
historia colonial y, respaldándose en ellas, se defiende un
control gubernamental sobre la escritura de la historia, con la
participación de asociaciones, investigadores y profesores.
Aparece evidente la mezcla de géneros cuando la
escritura de la historia ya no pertenece exclusivamente a los
historiadores y denuncia la “enseñanza orientada”
que, según las asociaciones, presenta a la colonización
de una manera demasiado negativa.
Conclusión:
La defensa de la “versión positiva”
del proceso colonizador, sin reconocer las asperezas, retrocesos y
negación de algunos valores republicanos del accionar
colonial, no permite ni pacificar ni progresar.
La historia oficial que se instala agrava el conflicto
de memorias que divide a la sociedad francesa y sólo lleva a
reinstaurar gastadas antinomias entre “colonialistas” y
“anticolonialistas”.
Una historia completa no tiene el objetivo de avivar los
discursos individualistas sino, por el contrario, trascender las
memorias, todas, sin olvido, para poder estudiar y enseñar la
historia de la colonización en toda su complejidad.
Por otra parte, se plantea un interrogante acerca de
cuál es el status de la disciplina histórica en la
sociedad y la misión de los maestros, ante la aplicación
de la política de la conmemoración en el ámbito
escolar y la imposición por parte de la memoria y la política,
a través de una ley, de una lectura de la historia.
Esta ley daña la imagen del país y que se
erosionan sus valores, correspondiendo que Francia reconozca
plenamente su trayectoria histórica, lo que no haría
más que engrandecerla.
CONTRA LA DEGRADACIÓN
DEL EMPLEO
Presentada como una forma de lucha contra el desempleo
de jóvenes cadenciados, la ley del Contrato de Primer Empleo
motorizada por el primer ministro francés Dominique De
Villepin culmina una operación de desmantelamiento de las
protecciones al asalariado, que extiende la precarización a
todo el mundo laboral. Uno de sus efectos potenciales sería
unir a sectores sociales hasta el momento segregados.
El CPE no sólo es ejemplar desde el punto de
vista del ilusionismo: también lo es desde el punto de vista
del oportunismo. La aplicación del programa laboral varía
de un país a otro, adaptándose a las estructuras y
aprovechando las coyunturas. En relación al mercado de
trabajo, la flexibilidad consiste principalmente en una revisión
de la reglamentación de los despidos (individuales o
colectivos): así fue como la mayoría de los países
de la Unión Europea se dispusieron a modificar, a través
de la legislación o la negociación colectiva, la
duración del período de preaviso, la justificación
del despido, la indemnización, así como la manutención
de los asalariados despedidos. Los principales afectados son los que
recién entran al mercado laboral. La estrategia europea para
el empleo, ratificada en la cumbre de Lisboa de 2001, convirtió
el empleo de los jóvenes en una de las prioridades de la
Unión. En los distintos países europeos existe toda una
gama de medidas, de inspiración diversa, pensadas para
favorecer el aumente de la tasa de empleo entre los menores de 26
años: políticas de seguimiento personalizado (que
suponen recursos presupuestarios específicos), reducción
de los aportes patronales, programas voluntaristas de inserción
profesional, etc.
En Francia, “los jóvenes en dificultades”
fueron y siguen siendo el eslabón frágil que permitió
iniciar –sin cargos de conciencia- una revisión
metódicas de las protecciones salariales, que entran en una
nueva etapa con el CPE. La aparente preocupación por esas
protecciones brindó, efectivamente, la oportunidad doble de
imputar la desocupación a los desocupados (a quienes se invita
a “construir su empleabilidad”) y cuestionar el contrato
de duración indeterminada (CDI).
PRECARIEDAD PARA TODOS
El CPE permite avanzar un paso más hacia la
flexibilización del mercado laboral; abre una triple
oportunidad política.
Por un lado, permite que una generación de
estudiantes secundarios y de nivel superior evalúe las
amenazas que hace gravitar sobre su futuro.
Por otro lado, al amenazar el futuro profesional de
quienes pensaban estar, gracias a sus estudios, a salvo de la
inseguridad social que afecta a aquellos y aquellas desprovistos de
esos recursos –esos jóvenes de las zonas suburbanas-, la
lucha contra el CPE permite virtualmente que unas juventudes social,
escolar y especialmente segregadas se reúnan.
Por último, es posible que los asalariados y las
organizaciones sindicales tomen por fin, conciencia de la magnitud de
la precarización del trabajo que acecha al conjunto de los
asalariados, independientemente de su edad, sexo y diploma.
¿ENFERMA FRANCIA?
Tres millones de personas, entre quienes se encontraban
estudiantes, sindicalistas, comerciantes y desocupados se movilizaronen Francia. Los jóvenes protestaban contra el Contrato dePrimer Empleo y las posiciones del Primer ministro De Villepin, quese negaba a retirar la ley. Hay dos formas de interpretar elcreciente y heterogéneo movimiento contra este nuevo pasoadelante hacia la flexibilización laboral. Puede ser unsíntoma del “inmovilismo” estatista francéso una prueba de la vitalidad de las tradiciones sociales yrepublicanas, que la oponen al criterio económico liberalprevaleciente en la Unión Europea.
Muchos ven sumirse al país en una suerte de
desesperación colectiva luego del “No” al proyecto
de tratado constitucional Europeo. El jefe de los “declinólogos”
demuestra su postura afirmando que los políticos no se atreven
a hacer reformas porque temen las revoluciones y sin embrago, la
ausencia de reformas culmina en revoluciones.
El primer Ministro francés, acusado de estar “de
pie ante Bush pero acostado ante la CGT” habría decidido
romper “la política de espera de las elites” y
concretar la reforma del empleo.
Se hizo votar el CNE (Contrato Nuevo de Empleo) que
entro en vigencia para todos los establecimientos con menos de 20
asalariados (2/3 de las empresas francesas.) Se trata esencialmente
de un “nuevo derecho de despido”: se puede despedir a
cualquiera en cualquier momento, sin motivo, sin procedimiento, sin
apelación.
Se topo con una resistencia sumamente moderada contra
este tipo de contrato por lo que Villepin creyó que podría
salirse de nuevo con la suya al hacer votar, sin verdadero debate
parlamentario, el Contrato de Primer Empleo (CPE) destinado esta vez
a las empresas con más de 20 asalariados y reservando a los
jóvenes de menos de 26 años.
Este consiste igual que en el CNE en que el empleador
tiene durante los dos primeros años la posibilidad de romper
el contrato in expresar motivación escrita.
El primer ministro trató de explicarlo
pretextando que después de los tumultos en los suburbios era
urgente favorecer el empleo de los jóvenes sin formación.
El argumento no convenció. Muy rápido la oposición
al CPE cobró una envergadura y una intensidad considerables en
las universidades, y contó con el apoyo de los principales
sindicatos.
Los ciudadanos evalúan que aceptar el CPE, luego
de haber cedido ante el CNE es abrir camino al desmantelamiento
completo del código de trabajo y favorecer la precarización
definitiva del empleo.
Acusada de ser hoy “El enfermo
de Europa”, Francia es por el contrario un país que
resiste. Uno de los pocos en Europa donde una mayoría de
asalariados se niega a una mundialización salvaje que
significa la toma de poder por las finanzas. Y que abandona a los
ciudadanos, mientras el Estado se lava las manos.
La solidaridad social constituye un rasgo fundamental en
la identidad francesa. Una solidaridad que el CPE contribuye a
liquidar.
FRANCESAS SIN DERECHOS EN
FRANCIA.
Numerosas mujeres de origen extranjero o nacidas en
Francia de padres extranjeros se ven sometidas al derecho político
y/o las costumbres de sus países de origen y desprotegidas por
Francia.
Las mujeres extranjeras nacionalizadas, aunque residan
desde hace mucho tiempo en Francia, son conscientes de que no tienen
los mismos derechos que las francesas ya que se ven sometidas de por
vida a la ley de sus países de origen.
Por ejemplo: Ocurre que una mujer titular de una doble
nacionalidad es considerada como francesa en Francia, pero no en su
país de origen, que la tratará exactamente como a una
más de sus habitantes. A una francesa de origen senegalés
se le puede imponer un segundo marido en Senegal; una francesa de
origen egipcio puede ser repudiada en Egipto; y la mayoría de
las francesas elegantemente calificadas de “origen”
corren el riesgo de que se les niegue el derecho de custodia de sus
hijos e incluso su derecho maternal.
Pero a pesar de estas condiciones tan adversas, las
mujeres de origen extranjero en Francia lucharon a tal punto que
fueron escuchadas y es así que consiguieron que La Carta
Mundial de las Mujeres para la humanidad las ayudara y haga posible
considerables progresos en estas cuestiones al debatirlas (la CMM
tiene como principal objetivo erradicar la violencia hacia las
mujeres y obtener el respeto de su integridad física y moral).
Aunque en Francia la historia de la inmigración
es reciente, la de las mujeres inmigrantes es casi inexistente y
explica la ausencia de toda evolución en lo que a ellas se
refiere: sistemáticamente consideradas como “esposas
de..”, están consagradas a la transparencia y a la
dependencia total respecto de su cónyuge (las consecuencias
mas dramáticas de un estatuto personal discriminatorio se
observan en las situaciones de poligamia).
Los derechos privados de los Estados de donde provienen
los extranjeros que viven en Francia son sumamente variados y además,
están por sobre el derecho francés.
Como si esto fuera poco, los pocos cambios que se
lograron obtener no son tenidos en cuenta, como por ejemplo la
aplicación de la mudawana marroquí, la cual era una
mejora incuestionable que debería tener repercusiones en
Francia para las mujeres de origen marroquí cuya ley fue
votada el 3 de febrero de 2004 y que, increíblemente, su
traducción todavía no ha sido comunicada al legislador.
Sin embargo, en la actualidad las cosas están en
vías de cambiar ya que gracias a la aplicación del
articulo X de la Convención europea de derechos humanos, las
jurisdicciones se pronuncian más sistemáticamente a
favor de las mujeres, pero a pesar de todo esto, aun queda mucho por
hacer.



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